Novillada de José Escolar en Collado Mediano

No diremos que la novillada de José Escolar fuera aburrida, pero los novillos estaban muy justitos para ser con picadores, por lo menos los 4 primeros, y aunque tuvieron cierto interés, pues sin suerte de varas y con la excasa presencia interesaba poco. Los novillos acusaron el encierro de por la mañana e incluso uno tuvo que ser sustituido por romperse un pitón.

Bien estuvo Sergio Flores intentando hacer las cosas con mucha verdad, pero su «control de la situación» agravaba los problemas de presentación de los novillos.

Emilio Huertas y Mario Alcalde, fueron cogidos/heridos/volteados. Tuvieron enfrente los dos novillotes más serios y que aun siendo nobles no eran tontos y claro se «liaron». Mejor disposición en Huertas y destacar su uso con el capote, muy bien asesorado desde el callejón por el recientemente retirado y reaparecido Julio Aparicio y una preocupante tendencia a posar para las fotos en lugar de torear en Mario Alcalde.

Toros en Cenicientos

A los toros¡
En los toros de Cenicientos se dan cita los poderes fácticos

Todos todos

Menos el más importante (a pesar de la fachada -más Domeq- y algún toro suelto, un encierro «raro»)

Lo que si tienen muy claro es que eso de pagar los sueldos a los que se ponen de delante y se juegan la vida no está de moda y es de mal gusto, por eso pasa que algunos banderilleros con lo que cobran no tienen ni para la montera y van como el Sr. Barragán.

Por supuesto el espectáculo que estos banderilleros tuneleros ofrecen al público es grotesco, dantesco, siniestro…(haciendo afición que se dice). Pero de eso, los poderes no dirán nada.

 

Diseccionando la locura

Cuando estábamos registrándonos en la recepción del hotel coincidimos con uno de los novilleros y su cuadrilla, de los que actuarían al siguiente día en Orthez, Al iniciarse los saludos de rigor, uno de los banderilleros se autopresentó, violentamente, lanzando su apodo a viva voz, prácticamente abrumando, intimidando con una carga de tensión impropia y dando un apretón de manos de esos que te tienes que frotar para reactivar la circulación de la sangre. Los azules ojos le brillaban torvos y su mirada penetrante, absolutamente descarada, ponía de manifiesto un punto de locura indisimulable.

Al día siguiente ya en la plaza, puede decirse que la novillada de Fernando Pereira Palha sin ser un coco, no se comió a nadie, desde luego que no fue la tonta del bote que se dejaba hacer y planteó ciertas dificultades que casi nunca supieron resolver novilleros y cuadrillas, sin embargo este banderillero emergió siempre entre el “capeo” imponiendo orden y concierto, lidiando con las manos bajas en capotazos largos y mandones, gestionando acertadamente los terrenos más propicios, siempre para mover a los animales  donde más lucian sus condiciones y organizando, todo lo que podía, a sus compañeros, a la vez que encontraba tiempo para desentrañar los misterios de los animales a su jefe de cuadrilla. Dos lidias soberbias y dos pares de banderillas extraordinarios.

Novilladas de verano

La temporada de verano de Las Ventas ya no interesa a nadie, muerta, kaput, finiquitada. Los festejos que otrora sirvieran para resucitar veteranos curtidos, profesionales interesantes para el aficionado y que aun no habían dicho su última palabra, me acuerdo de Pepín Jiménez, José Luis Parada, Manolo Cortes entre otros, pero también del último que fue El Fundi, ahora se han convertido en un ciclo –televisivo- a horarios que hacen imposible ir a la plaza y que efectivamente son encerronas, emboscadas para los novilleros que vienen condenados a verter su sangre en la plaza.

Pero sí, efectivamente hay unos culpables de esto y no son los novillos que se lidian, sino los señores empresarios de la plaza de toros. Si hay algún tipo de injusticia con los novillos efectivamente es por comparación, por la comparación con lo que lidian las figuras en cualquier plaza en la que se anuncian.

El primer reproche vergonzoso que se debe hacer al sector taurino y a la empresa de Las Ventas en particular es no garantizar las condiciones mínimas para que los novilleros puedan efectuar un rodaje acorde a su formación; la situación de las novilladas con picadores en las que casi ningún novillero cobra los salarios mínimos que le permitan pagar a su cuadrilla, costear los gastos del festejo y sacarse un dinerillo para comprarse un capote hace que se ven abocados a prescindir de la formación natural y necesaria para poder actuar en Las Ventas.

foto de Burladero.com

La Isla

Elevé tierra sobre las aguas.

 

Diseñé la idílica isla, el vergel anhelado.

Su confín, de arena coralina

y de añil tinté las aguas.

 

Controlaba los vientos y el clima.

 

No faltó la cabaña en el árbol,

ni las mejores compañías:

amigos, mujeres y confidentes.

 

Seleccioné libros y discos,

Películas y representaciones.

 

Jugos, licores y vinos regaban

surtidos manjares y postres.

 

Pero no dejó de ser una isla.

Los nuevos nos

Tanta «furia española», tanto «A mí el pelotón, Sabino que los arrollo«, tanto «Viriato», tanta «guerra de guerrillas», tanto sobaco sudoroso de entrenador y heróicas cabezas vendadas…y tantos y tantos cliches perpetuados en el tiempo por interesados mediocres y perdedores.

Cuando resulta que eramos los que mejor tomabamos el te de las 5 y saboreabamos las mejores pastas hechas con mantequilla a la fleur de sal…

Recuperando la memoria (aquellos maravillosos 80 y 90)

Gaby Sabatini -tenista-

Acaba de cumplir los 42 hace unos días, que bonita etapa

Mi amigo el cumplesueños

Cuando yo era un niño ser “friki” no tenía gracia, de hecho ni existía la palabra porque aquello no era bueno, se utilizaba sin embargo «rarito». Cuando yo era niño ser tímido o torpe, llevar gafas o estar gordo, padecer granos o no saber jugar al futbol era bastante jodido. Y no había blogs para perpetrar venganzas.

Sin embargo tenía un amigo, más normal, más sociable, eso si, con la cabeza llena de pájaros y era un buen amigo. Ya desde muy pequeños, tan fiel que prefería quedarse conmigo, más pequeño y más torpe, en un soportal jugando solos los dos, a las cartas de ciclistas o de la NBA, que hacer las cosas normales que hacen los niños normales de esas edades en los pueblos en los días de fiesta durante el verano.

Creciamos y elevabamos las frikidas, mi amigo soñaba con ser periodista (yo creo que ya lo era) y a mí me influenciaba tanto que muchas veces vivía sus sueños y pergeñábamos guiones de programas de radio que nos lanzarían al estrellato. La diferencia es que él tenía talento para muchas cosas y yo crecía sin saber que quería, sin encontrarme. Menos mal que le tenía como amigo.

Mi Estado, tu Estado, ¿su Estado?

Creo en el Estado que ordena la convivencia, regula desigualdades y nos confiere seguridad. El Estado que atempera lo que la fuerza o el poder desnivelan.

Creo siempre, pero en materia de derechos laborales u obreros si se admite el término, no sólo es que crea sino que ese “Estado” se me antoja vital, perentorio. Si en otras disciplinas de la vida como el amor, las fuerzas tienden a igualarse, en relaciones de empleo se distancian: dos voluntades desequilibradas condenadas a entenderse o a imponerse. Por eso el Estado que nace del pueblo soberano, debe intervenir (palabra odiada por los que no odian ser rescatados) y equilibrar esa lucha de poderes, lucha de clases. Para que aquellos que siendo minoritarios pero partiendo desde posiciones prominentes no impongan a la mayoría condiciones abusivas –lo que viene siendo el yugo-. De ahí que tengamos Constituciones, Estatutos de los Trabajadores, Convenios Colectivos y demás normas reguladoras. En eso estamos todos de acuerdo aunque luego cada uno le quiera dar el contenido que quiera, casi todos –rectifico- estamos de acuerdo.